La Leyenda del Chalet Bonomi (Montevideo Uruguay)

A finales de la década del cuarenta, bajo la primera presidencia del General Juan Domingo Perón, tres argentinos se afincaron en nuestro país con la intención de prosperar económicamente. Decidieron formar una sociedad y comprar unos terrenos en las proximidades de Aparicio Saravia y Burgues con la intención de construir un pequeño hotel de pasajeros, contando con el nutrido movimiento en la zona, el arribo de hacienda proveniente del norte hacia la capital y el creciente movimiento comercial de viajantes. Al ser una zona despoblada en aquellos años, los argentinos tenían como compañía unos pocos vecinos dedicados a la agricultura en pequeña escala, con árboles frutales y viñedos. Los tres amigos, con la obra a medio terminar, se adelantaron y colgaron un cartel anunciando la próxima apertura del petit hotel "Chalet Bonomi . Una noche, mientras se encontraban descansando, fueron sorprendidos por ladrones, quienes los amordazaron y luego torturaron para que confesaran donde estaban guardados tanto el dinero como los objetos de valor. La realidad era que los argentinos pasaban por una mala situación económica e incluso estaban pensando viajar a Buenos Aires con el fin de conseguir un préstamo para culminar las obras. Al confirmar los ladrones que no encontrarían botín alguno, decidieron matar a los infortunados, degollándolos y enterrándolos apresuradamente en el sótano de la construcción. Pasado un tiempo los pocos vecinos de la zona notaron la ausencia de los argentinos, pero como habían escuchado de boca de ellos la proximidad de un viaje a Buenos Aires en busca de un crédito, creyeron que se encontraban en esa diligencia. Sin embargo, sucesos extraños comenzaron a desarrollarse en la zona poco después. Gritos desgarradores, continuos golpes de pico y pala aún a altas horas de la noche y cadenas que se arrastraban llegaban a oídos de las personas que transitaban el lugar, sumados a la inquietante sensación de ser observados desde el edificio a medio terminar. Esta zona, que servía de atajo a los vecinos del Barrio Cerrito de la Victoria que concurrían a pie a la Gruta de Lourdes, fue paulatinamente quedando en desuso por las crecientes historias de los que se atrevían a pasar por el lugar y de los extraños accidentes que comenzaron a reportarse debido a inesperadas apariciones frente a los coches. El tiempo pasó y en ese lugar se construyeron (a partir de la década de los '70) conjuntos habitacionales que poblaron la zona. Hoy en día la sombra del chalet Bonomi no se ha desvanecido: pueden sentirse de tanto en tanto gritos extraños y los accidentes de tránsito se suceden con una frecuencia poco acostumbrada. Sin embargo, en una era donde priva el racionalismo, los ruidos son atribuidos a las reyertas dentro del complejo y las desgracias a la densa neblina invernal, aunque no ocultan los ecos de la leyenda que siguen transmitiendo los memoriosos del lugar

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